La historia de la Air Max de Nike comenzó a finales de la década de los setenta, cuando Frank Rudy —inventor y antiguo trabajador de la NASA—, fue contratado por la marca de calzado para desarrollar un nuevo sistema de amortiguación. Casi diez años después, el diseñador Tinker Hatfield afinaría la propuesta desarrollando un sistema de almohadillas de aire que se volvieron emblemáticos de este calzado.